EL HADA FEA
Había una vez un hada muy especial, ella era la más inteligente de las aprendices de hadas, era fuerte, astuta, bondadosa, en fin era muy diferente a las demás, desafortunadamente lo que en ese momento resaltaba en ella no era todo lo que ella poseía en su interior, sino su aspecto físico; todas las demás hadas eran muy bellas, vanidosas y engreídas, todo el tiempo estaban molestándola, cada vez que ella deseaba ir a prestar ayuda a algún niño, ellas las hermosas hadas, empezaban a gritarle:
¡Largo feucha ¡vete lejos que eres un desprestigio para nosotras!, fuera no vuelvas! ¡Fuchiii!
Ella aunque pequeña era mágicamente muy poderosa y en ocasiones deseo hacerles un hechizo y dejarlas muy feas, pero su corazón era tan grande y su bondad tan especial, que siempre las perdono e ignoraba lo que continuamente le gritaban.
En una ocasión, empezó a preparar un elixir de belleza, pensaba tomarlo y volverse igual o más bella que las demás hadas, duro mucho tiempo preparando aquella bebida y cuando ya lo tenía lista, recordó las palabras de su mamita:
“Hija mía, recuerda que lo mas importante no es lo que se ve sino lo que se es, tu eres así por algún motivo especial y tu camino será diferente y mucho mas especial que el de las demás, amate como eres para que los demás te puedan amar de la misma manera”
Un día el mundo de la hadas fue atacado por las brujas y todas fueron tomadas como prisioneras, menos el hada fea, quien astutamente se había disfrazado de bruja y paso inadvertida, preparo una gran cena para todas las malvadas brujas y agrego a esta unas góticas de la bebida “sueño profundo” y así las brujas durmieron tanto tiempo que el hada fea pudo liberar a sus compañeras y además alcanzo a llamar a los grandes jefes de toda las artes mágicas y ellos con sus poderes encerraron eternamente a las brujas y premiaron al hada por sus buena acciones. De esta forma en el mundo de la hadas jamás se volvió a molestar al hada fea, por el contrario era tratada como una gran diosa y así cada vez que llegaba alguien feo a su reino, era tratado con mucho respeto puesto que se sabia que este traería buenas coas al reino de las hadas.
LA AUTÉNTICA TRANQUILIDAD
Había una vez un niño que era muy feliz, aunque no tenía muchos juguetes ni dinero. Él decía que lo que le hacía feliz era hacer cosas por buenas por los demás, y que eso le daba una sensación de tranquilidad en su interior. Pero nadie le creía, y pensaban que no andaba muy bien de la cabeza. Dedicaba todo el día a ayudar a los demás, a dar limosna y ayuda a los más necesitados, a cuidar de los animales, y raras veces hacía algo para sí mismo. Un día conoció a un famoso médico al que extrañó tanto su caso, que decidió investigarlo, y con un complejo sistema de cámaras y tubos, pudo grabar lo que ocurría en su interior. Lo que descubrieron fue sorprendente: cada vez que hacía algo bueno, un millar de angelitos diminutos aparecían para hacerle cosquillas justo en el corazón.
Aquello explicó la felicidad del niño, pero el médico siguió estudiando hasta descubrir que todos tenemos ese millar de angelitos en nuestro interior. La pena es que como hacemos tan pocas cosas buenas, andan todos aburridos haciendo pereza y vagando todo el tiempo. Y así se descubrió en qué consiste la felicidad, y gracias a ese niño todos sabemos qué hay que hacer para llegar a sentir cosquillitas en el corazón, lo difícil está en que no queremos hacer el bien sino que hemos dejado crecer en nuestro interior semillas de maldad que en cualquier momento pueden llegar a exterminar a aquellos hermosos angelitos, solo si buscamos la ayuda de Dios podremos fortalecer nuestros angelitos y eliminar esa mala hierba que nos esta contaminando.
Aquello explicó la felicidad del niño, pero el médico siguió estudiando hasta descubrir que todos tenemos ese millar de angelitos en nuestro interior. La pena es que como hacemos tan pocas cosas buenas, andan todos aburridos haciendo pereza y vagando todo el tiempo. Y así se descubrió en qué consiste la felicidad, y gracias a ese niño todos sabemos qué hay que hacer para llegar a sentir cosquillitas en el corazón, lo difícil está en que no queremos hacer el bien sino que hemos dejado crecer en nuestro interior semillas de maldad que en cualquier momento pueden llegar a exterminar a aquellos hermosos angelitos, solo si buscamos la ayuda de Dios podremos fortalecer nuestros angelitos y eliminar esa mala hierba que nos esta contaminando.